Esta antigua tradición trasmocera consistía en que los mozos del pueblo rondaban a las mozas que les gustaban o aquellas que les tenían simpatía, y colocaban ramas con diferentes significados en los balcones, puertas y muros de sus casas.
Las ventanas del pueblo este día se adornaban para la ocasión con ramas de olivo, de cerezo, de almendro…
Hemos oído que era algo así: Si la rama era de chopo, era un mensaje positivo. Si era de higuera es que la moza era una despistada («estaba en la higuera»). Si era de olivo «moza te olvido», si era de ciruelo «moza te quiero». Si no se llevaban bien, entonces le ponían alquitrán en la puerta, o barro o habas verdes, o huesos de burro u otro animal («zancarrones»). Si el mozo colgaba una calabaza es que la moza prefería a otro y «le daba calabazas”.
Por la noche se recorrían las calles del pueblo acompañados por la rondalla. Entre jotas, coplas, exquisitos dulces y licores elaborados de forma artesana por los habitantes, se pasaba el rato.
Cada año en compañía de Rondalla «Los Amigos» de Tarazona , que nos deleitan con buenas jotas y bailes de la tierra, se hace un amplio recorrido por el pueblo, pasando por diversos domicilios donde se efectúan paradas para escuchar jotas, ver bailes y tomar algún alimento que nos acompañara hasta la casa siguiente.
Destaca por ser una fiesta participativa, donde numerosos vecinos con su buen hacer nos deleitan con jotas de «cosecha propia» recordando a sus familiares, o ensalzando virtudes del pueblo como el patrón de la localidad o su castillo.
A esta festividad asisten tanto jóvenes como mayores. Pretendemos inculcar estas antiguas tradiciones a los jóvenes actuales y a los niños
Carteles
2019